Con la crisis sanitaria, China se ha convertido en el mayor socio comercial de la Unión Europea. Pero el país sufre actualmente una escasez de contenedores, lo que provoca retrasos en las entregas y un aumento de los precios.
La crisis de Covid-19 ha confirmado que cada vez dependemos más de las importaciones de Asia. Las mercancías tienen que ser transportadas por barco, pero el problema es que en los últimos meses el coste del transporte marítimo se ha disparado. Hoy en día, el transporte de un contenedor cuesta de media cuatro veces más que hace un año. Una nueva situación económica que afecta a todos, con ganadores y perdedores. Los precios de los contenedores se cuadruplican y ponen en una situación muy complicada a importadores y fabricantes, que tienen que elegir entre pagar fletes desorbitados o retrasar los pedidos.
Según informan los transitarios, el origen de la escasez de contenedores comenzó en el otoño de 2020, cuando Estados Unidos importó enormes cantidades de productos chinos. Desde entonces, los contenedores vacíos han permanecido allí. No hay más en China para exportar a Europa. Los precios han subido mucho y los retrasos se han acumulado. De tal manera que, los plazos de entrega desde Asia se han duplicado e incluso han superado los dos meses en algunos casos. Lo mismo ocurre con las exportaciones.
Normalmente, un contenedor reservado el mismo día se embarcaría en el buque de la semana siguiente. Hoy en día, se irá en un mes, y el flete se ha encarecido, ante la impotencia del exportador e importador.
Entre tanto, las compañías navieras, han resultado ser las grandes ganadoras. En la actualidad hay menos de una docena de navieras que se reparten el gran pastel. De ahí también la explosión en las tarifas y el mal servicio, cancelaciones repentinas de escalas, reservas retrasadas sin justificación, oscilación continua de fletes,…
Todo ello da que pensar si debemos recuperar el mercado español y europeo, recuperar nuestras industrias y favorecer los productos locales y la producción, desde el abastecimiento de las las materias primas.
En realidad, todo ello nos lleva a incrementos de costes y a una peor competitividad de los pequeños importadores frente a los grandes, que es a lo que nos está llevando lo que se han empeñado en llamar «New Normal»